lunes, 18 de julio de 2011

Dao Yin de Agua - LUNA_65



El Tai Chi,no es solo un ejercicio físico en que están en armonía, alma, corazón y mente, es tambien una forma de vida.

LUNA_65

lunes, 11 de julio de 2011

Mi reflexión

El mundo real al igual que el ciber mundo, es inmensamente grande, pero a la vez extremadamente pequeño, dice el dicho que el mundo es un pañuelo, por algo ha de ser.

¿Qué porque digo esto?, muy sencillito, ¿a quien no le ha pasado, que estando el cualquier parte del mundo, fuera de la ciudad donde reside, no se encuentre con un conocido?, ya sea en el pueblo vecino o a cientos o miles de kilómetros.

¿Quién no ha estado alguna vez de vacaciones, sentada en la playa, tranquilamente tomando el sol y disfrutando de la brisa, cuando por delante de sus ojos se te aparece paseando el vecino del cuarto?, o esa amiga de la niñez a la que perdiste el rastro nada más salir de la escuela, o la vecina de tu madre… No ves a esa persona donde vives y vas a tropezarte con ella sin llegar ni siquiera a pensarlo a un montón de kilómetros de tu casa.
Mira tu si en lugar de estar en la playa con tu familia, estás haciendo una escapadita con alguien interesante con el que piensas echarte una canita al aire…. Vete a darle explicaciones al vecino del cuarto.

Igualito pasa en el ciber mundo. Una navega por doquier, a veces por curiosidad, a veces por aburrimiento, a veces buscando aprender, buscando cultura, enriquecerse y empaparse de informaciones varias, dependiendo de los gustos de cada navegante, visitar lugares a los que nunca podrás ir físicamente, y ahí, en esos  viajes, es cuando también te tropiezas con el vecino del cuarto, o con la amiga de la niñez, con la vecina de tu madre, o con tu marido que se fue a echar una canita al aire, y como el mundo es un pañuelo, lo descubriste. Ve a pedir ahora explicaciones en lugar dárselas al vecino del cuarto que nos encontramos en la playa.
Y es que una no busca, encuentra, el destino es así de caprichoso.
Por eso lo mejor es ir siempre de frente, diciendo la verdad, ya sea en el mundo real o en el ciber mundo, si nada tienes que ocultar nada tienes que temer, así a una no la pillen en la mentira, y no tendrá que darle explicaciones al vecino del cuarto, ni pedírselas al que se fue a echar una canita al aire, aunque solo fuera cibernéticamente.

Esto no es más que una reflexión en voz alta,  y el echo de las aventuras o infidelidades, nada tiene que ver conmigo, pero estoy bien segura, pues es la orden del día y se escucha lo mismo en la tele que en el mercado, que es un hecho lo que he contado, que esa situación alguien la ha vivido, y ha tenido que rendir cuentas después.
Dicho queda.

LUNA_65

El pez azul


El pez azul

Esto era una vez que se era un pez azul que vivía en su pecera.
No se podía decir que fuera desdichado, pues había nacido en cautividad y no conocía otra cosa que su casita de cristal, con su fondo de piedritas de colores. Se sentía bien nada que te nada mientras miraba como al otro lado del cristal unas caritas se pegaban sonrientes mientras lo observaban.
Le alimentaban, le cambiaban el agua cuando se enturbiaba, le sonreían, de vez en cuando, hasta algún dedito se introducía en su hábitat y lo acariciaba. ¿Qué más podía pedir un pez nacido en cautividad?

De pronto una mañana algo cambió
Cuando despertó pudo comprobar que ahora su casita de cristal estaba cerca de una ventana, con lo que podía ver más allá de su pecera y del cuarto donde se encontraba. Podía ver con mayor intensidad la luz del sol.
Las piedritas de colores que adornaban el fondo, fueron sustituidas por fina arena color turquesa, sobre ella unas estrellas de mar, en tonos violetas y anaranjados, la figura de un barquito naufragado con su proa hundida en la arena, un cofrecito de tesoros, que abría y cerraba su tapa dejando escapar un sin fin de burbujas. También adornaba el fondo de su pecera unas plantas acuáticas de un verde intenso y hasta flotando a su antojo, dos peces inanimados, de vistosos colores y aterciopeladas aletas.

¡¡Entonces si se sintió feliz!! Comenzó a nadar y a explorarlo todo, sintió como las burbujas que el cofre dejaba escapar, cosquilleaban su azulado cuerpecito, como la planta acuática suavemente lo acariciaba, jugó con las estrellitas que reposaban en el fondo, inspección el barco hundido, y hasta se atrevió a flirtear con los pececitos de colores. ¿Todo esto era real?, ¿en verdad le estaba pasando?, En ese momento pensó que para alguien era importante, tanto, como para poder ofrecerle un entorno mejor aun sin moverse de su pecera, y se sintió querido. Comprendió que el mundo podía resultar más bonito aun permaneciendo en su antigua casita de cristal, que había otras cosas interesantes en la vida que hasta entonces no conocía, que tan solo unos retoques en su conocido hábitat del que nunca había salido, y del que quizás no saliera jamás, habían sido suficientes para que su vida cambiara. Pero, ¿Qué importancia tenía si nunca alcanzara la libertad? Si allí lo tenía todo. La luz del sol, las caritas sonrientes que le observaban al otro lado del cristal, alimento, un dedito que lo acariciaba alguna vez, las burbujas del cofrecito, las plantas que lo acariciaban, y hasta peces sin vida con los que poder conversar, y con los que no discutiría por que su mundo era el del silencio, y para colmo, no tenía los peligros que podían acecharle si viviera en libertad…. Todo había cambiado, y a sus pequeños y laterales ojos le parecía ¡PERFECTO!, su agua siempre estaba cristalina y a la temperatura adecuada, no esperaban a que se enturbiara para cambiarla, se sintió pletórico con tantas atenciones, sin duda aquello era la FELICIDAD.

Pero… nada es eterno, y la felicidad no es para siempre, tan solo esporádica, que se va tan fácil como llega.

Después de un tiempo maravilloso en que todo era perfecto, poco a poco la situación cambió.
Llegó el invierno, el sol ya no brillaba tanto a través de la ventana y había más horas de oscuridad. El agua en el que nadaba, ya no permanecía tan cristalina, a medida que pasaba el tiempo, se enturbiaba más y más. El cristal de su pecera se tornaba en un color verdoso pues la suciedad se adhería a el. Su visión del mundo exterior, se enturbió. Los peces inertes que flotaban en el agua, parecían pesados y ahora si, sin vida, apenas se vislumbraban las estrellas en el fondo, y las burbujas del cofre… ya no le daban la alegría que le dieron en otro tiempo,  las hojas de las plantas estaban mustias, con lo cual, tampoco acariciaban su cuerpecito azul.. Comenzó a sentirse triste.
Seguía viendo caritas pegadas al cristal, seguía entrando de vez en cuando ese dedito que lo acariciaba, pero ahora todo eso que en un principio le bastaba para sentirse bien, pues era todo lo que conocía, y con eso se conformaba, ahora parecía insuficiente.
Ese alguien especial que se preocupo por el, que le dio a conocer un mundo nuevo, que había estado dedicándole su tiempo, comenzó a olvidarse de el, lo seguía alimentando, pero ya no le prodigaba las mismas atenciones, ya no cambiaba el agua de su pecera, o limpiaba la decoración, por lo que la suciedad comenzó a quemarle el oxígeno. Ahora el pez azul se ahogaba dentro de su pecera, aquella que un día se llenó de luz.

Pasados los días, apesadumbrado y desesperado por su falta de oxigeno, por su falta de luz, trató de buscar una solución, no podía gritar pidiendo auxilio, nadie lo escucharía, no sabía como llamar la atención de las caritas que lo observaban, nunca le entenderían, ¿acaso no se daban cuenta de su situación? Se sentía más solo de lo que se sintió nunca, y siempre estuvo solo, pero no se dio cuenta hasta aquel preciso momento en que se sentía desatendido, en que ya no se sentía querido.

Saltó.
Saltó de su casa de cristal, quizás tratando de buscar… ¿Qué? ¿Qué buscaba? Si desconocía lo que pasaba en el exterior. Quizás pensaba que fuera de su pecera respiraría mejor, las caritas que lo observaban no tenían problemas de respiración, y hasta sonreían, no podía ser tan malo. Quizás saltó tratando de llamar la atención de ese alguien que le cuidó y más tarde descuidó, quizás quisiera que al verlo tan desvalido y desprotegido lo volviera a poner en una pecera limpia, de agua cristalina y alegremente decorada. Quizás…
Pero se equivocó, y quedó tirado fuera de la pecera, saltando y dando coletazos tratando de respirar, abriendo y cerrando su azulada boquita, con sus ojitos laterales queriendo ver más allá…
¿Llegará alguien a tiempo de salvar al pez azul? ¿Se dará alguien cuenta que saltó de su pecera? ¿Volverá a sentirse atendido y querido? o ¿Quedará su cuerpecito inerte al lado de su eterna casita de cristal antes de que alguien lo vea?


LUNA_65

Quiero


  • Quiero volver a mi pueblo
  • Quiero volver a mi casa
  • Quiero volver a dormir en mi cama
  • Quiero abrir los ojos y ver a mi hermana durmiendo en la cama de al lado
  • Quiero volver a dormir con el ruido que hacen las palomas en el “sobrao”
  • Quiero mis pósteres de Los Pecos, de Verano Azul, y de Leif Garret
  • Quiero mi calabaza Ruperta, mi calendario de La Pilarica, mi barriguitas y mi Heidi y mi Pipi Calzaslargas a la cabecera de mi cama.
  • Quiero mi Baby Mocosote, mi Francisco Javier y mi guarda pijamas del ángel reposando en mi cama.
  • Quiero mi manta azul y marrón
  • Quiero mi colcha blanca con flores marrones
  • Quiero mi coqueta enfrente de la cama, con la muñeca dentro de la campanita, los joyeros de mi hermana y míos, Los Niños Jesús
  • Quiero mi descalzador azul y el de mi hermana, uno a cada lado de la coqueta.
  • Quiero la estantería llena de muñecas que acompañen a mi Nancy, la que ahora reposa en mi mesita de noche
  • Quiero el perchero con sus cepillos de la muñeca
  • Quiero la ventana a los pies de mi cama
  • Quiero mi mesita de noche con la lamparita de Mari Pili y detrás el radiocasete para escuchar los cuentos antes de dormir.
  • Quiero a mis padres al otro lado de la pared.
  • Quiero poder gritar: -Papa, enciende la luz que me día la vuelta en la cama
  • Quiero poder gritar: -Papa, enciende la luz que la chiquita se ha caído
  • Quiero poder gritar: -Papa, tengo sed, y que sea mi madre quien se levante a traerme el agua
  • Quiero escuchar las ovejas de Chirrisqui en el aprisco de enfrente
  • Quiero sentir el olor de la paja que les ponen para comer a las ovejas
  • Quiero jugar a los columpios con las cuerdas del aprisco
  • Quiero jugar al escondite en el aprisco de Chirrisqui
  • Quiero volver a comer “la tortilla de la buena” que hacía la Maruja
  • Quiero volver a comer las patatas fritas, y las judías con liebre de la abuela María Cruz
  • Quiero coger renacuajos en el arroyo, aunque me regañe la abuela María Cruz
  • Quiero escuchar decir al abuelo Torero:- ¿Sus vais?, ahora si que voy a respirar bien
  • Quiero que nos regañen a mi hermana y a mi por no dormir ni dejar dormir la siesta
  • Quiero que me castiguen sin escuchar en la radio Lucecita por no dejar dormir
  • Quiero volver al Hermanos Torá
  • Quiero jugar a la goma
  • Quiero jugar a la cuerda
  • Quiero jugar a la pelota
  • Quiero volver a ser niña de nuevo
  • Quiero volver a una época de mi vida, en que era completamente feliz

LUNA_65